El término "ritmo circadiano" es definido como el ritmo biológico durante un período de aprox. 24 horas (circa=aproximado, dies=día). Un ritmo circadiano típico, por ejemplo, es el ritmo de sueño-vigilia.

Ya en los años cincuenta del siglo pasado, Gustav Kramer y Jürgen Aschoff investigaron el comportamiento de sueño de unas personas en condiciones aisladas que permanecían durante varias semanas en habitaciones con luz artificial, sin poder percibir el transcurso del día y el ritmo de la luz diurna. El comportamiento de sueño se comparó con el de otras personas de prueba que se encontraron en condiciones normales con influencia de la luz diurna.

Mientras estos últimos dormían regularmente entre las 21:00 y las 7:00 horas, el comportamiento de sueño (es decir, la necesidad de sueño) cambió completamente después de pocos días en condiciones de aislamiento. Las fases de conciliación del sueño y de despertar se desplazaron cada día. Después de unos 21 días, las personas de prueba dormían aprox. entre las 16:00 horas y la 1:00.

Ya después de pocos días, se ajustó un desfase del horario considerable en lo referente al ritmo de sueño. Para poder corregir este desfase temporal en lo referente a la hora del día, el reloj interno debe sincronizarse con la hora del día. Para ello, la luz es el temporizador más importante. A través de las células del ganglio, la luz ambiente se utiliza para la sincronización del reloj interno.

Muchas veces, los efectos de esta sincronización pueden explicarse a través del cambio natural de la luz diurna durante el día que, desde un punto de vista evolutivo, es el único temporizador de luz. De esta manera, la luz con efecto "melanópico" durante el medio día puede evitar el cansancio por la tarde. La luz blanca con un componente elevado de azul o la luz con una alta temperatura de color, parecido a la luz difusa del cielo azul, puede hacer que estemos más despiertos y concentrados.

Y también por la tarde se puede aprovechar este efecto para aumentar el grado de concentración también a horas más avanzadas. En el puesto de trabajo, la luz con un mayor componente de azul puede contrarrestar el cansancio durante el día y, al mismo tiempo, proporcionar un sueño nocturno más descansado, si por la tarde se pone una luz más relajante y suave y oscuridad por la noche.

Por lo contrario, también pueden inducirse fases de vigilia no deseadas por la luz, si, por ejemplo, durante la noche se enciende una luminaria en el baño con un alto componente de azul que puede provocar un desvelo temporal. Biológicamente, estos procesos funcionan a través de la descarga o supresión de ciertas hormonas (melatonina, cortisol, serotonina, etc.), corresponsables de cansancio, estrés o rendimiento.

La descarga de hormonas por parte de diferentes glándulas en el cerebro se dispara, de forma decisiva, por unas células fotosensibles del ganglio, pudiendo demostrar de esta manera la influencia de la luz sobre el sistema hormonal directamente a través de las concentraciones de las hormonas presentes en la sangre.

TRILUX se dedica al efecto de la luz sobre las personas bajo el término Human Centric Lighting. El enfoque va más allá de un dimensionamiento convencional de la instalación según los criterios propios de iluminación y eficiencia energética.

Más bien tienen prioridad el efecto de la luz sobre el bienestar y la salud de las personas, y la luz biológicamente eficiente forma parte de ello. El uso del Human Centric Lighting no solamente es indicado para los fines médicos-terapéuticos, sino también en oficinas y áreas industriales. Pero solamente una planificación competente de la luz permite el uso óptimo de estas soluciones de luz inteligentes.

Human Centric Lighting